Misofonia significa “odio al sonido”. La palabra Misofonia viene del griego μίσος (misos): aversión, odio o desagrado y φωνή (foné): sonido.
Los neuro-otólogos estadounidenses Pawel y Margaret Jastreboff fueron los que en 1991 usaron este término por primera vez.
Las personas que sufren Misofonia tienen una sensación subjetiva de molestia o malestar ante ciertos sonidos.
Realmente es una entidad de causa aún desconocida, tal vez neurológica y/o psicológica, (o una combinación de ambas) en su tratamiento pueden ayudar terapias psicológicas para convivir y mejorar la sintomatología.
Puede aparecer asociada a algún tipo de experiencia, o situación negativa en un periodo temprano del desarrollo psíquico y físico.
Uno de los problemas de este trastorno es su difícil diagnóstico y la falta de un tratamiento eficaz adecuado debido a que hasta hace bien poco no había sido catalogada como enfermedad.
La misofonia puede aparecer en cualquier edad pero suele hacerlo a final de la infancia o en la adolescencia y muchas veces suele empeorar a lo largo del tiempo.
Para no confundirnos hay que tener claro otros trastornos similares:
Fonofobia: Es una hipersensibilidad al sonido que siempre tiene causa psicológica. En este caso, el problema es el miedo que producen ciertos sonidos producidos tanto otras personas u objetos o animales, tanto como del paciente mismo.
Hiperacusia: Es un patología médica donde la persona percibe el sonido (de cualquier origen) a un volumen más intenso de lo que en realidad se está produciendo.
Hay una disminución de la tolerancia a sonidos habituales y naturales del ambiente la hiperacusia consiste en la pérdida del rango dinámico del oído, que es la habilidad del sistema auditivo de manejar elevaciones rápidas del volumen del sonido.
Las personas que sufren misofonia pueden sentir malestar, ira, enfado, pánico, temor e inclusive llegar a imaginar atacar al que produce dicho sonido.
Los sonidos suelen ser los normales y habituales producidos por otras personas al comer, beber, sorber, respirar, olfatear toser o roncar, nunca ante sonidos de animales o de objetos.
También pueden sentir molestias ante sonidos repetitivos de origen humano como masticar chicle, hacer globos con él, crujir los huesos, sonarse la nariz, tragar mocos, etc.
Los pacientes pueden manifestar ansiedad y conductas de evitación (prescindir de algunas relaciones personales, familiares, aislarse de ciertas personas y de reuniones sociales y laborales.
En algunos casos muy graves, la situación puede ser tan intolerable que se pueden presentar conductas violentas hacia las personas involucradas.
Los pacientes comienzan ocasionalmente a centrar su atención en los momentos anteriores a la producción del sonido originado por personas (preveen que va a ocurrir)
Puede aparecer una obsesión con respecto a estos ruidos, haciendo que la hipersensibilidad se extienda y que haya una intolerancia hacia las personas y/o situaciones donde aparece el sonido.
Las reacciones de malestar pueden empezar cuando comienza el sonido, pero las emociones negativas pueden desarrollarse hasta incluir actividades asociadas con el sonido.
Las personas que padecen misofonia muchas veces tienen problemas psicológicos ya que pueden tener comportamientos violentos hacia los demás o pueden optar por evitar aquellas situaciones donde aparece su malestar.
Muchas personas intentan paliar su molestia usando tapones en los oídos, escuchando ruido o música y aislándose de los demás, lo que aumenta su aislamiento social.
Se están probando tratamientos que incluyen fármacos, terapias de desensibilización que combinan estímulos auditivos con otros como visuales, táctiles u olorosos, terapias emocionales, etc.:
Traducción de la “The Misophonia Activation Scale” (MÁS-1) esta escala además de su uso para graduar la situación del paciente sirve para comprender la evolución de la misofonia.